Paz interna
Siento y expreso calma y serenidad.
Nada puede perturbarme sin mi permiso. Por esa razón, comienzo mi día eligiendo paz. Sin importar los acontecimientos externos, la longitud o la urgencia de la lista de cosas por hacer, encuentro paz en mi interior.
Al aquietarme, consciente de Dios y de mis pensamientos y emociones, no permito que nada me perturbe. Enfoco mi atención en mi respiración, cierro los ojos y visualizo la tranquilidad del Espíritu. Siento calma al tomar decisiones que fomenten la paz: sonrío y apago el televisor y la computadora. Unos momentos en oración y meditación me alinean con la serenidad interna. En el Espíritu, siento calma, serenidad —nada me perturba.
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera.—Isaías 26:3
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