Tiempo suficiente
Éste es un día de logro y satisfacción.
Cuando parezca que no tengo tiempo para hacer lo que debo o quiero hacer, hago una pausa para evaluar la situación. Comienzo con estas observaciones sencillas: Cada día tiene el mismo número de minutos y horas. Soy el “dueño” de mi tiempo y puedo tomar decisiones. No tengo motivo ni razón para sentir agobio por las próximas horas o los próximos días.
Sé que ejercito la autoridad que tengo sobre mi tiempo cuando comienzo mi día con oración. Sintiéndome en calma y con la mente centrada, no lucho con el tiempo; voy con el fluir. Pienso con claridad y actúo eficientemente. Sé cuándo decir sí y cuándo decir no. Siento calma y mi día fluye sin tropiezos.
Respondiendo Jesús, le dijo: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria”.—Lucas 10:41-42
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