jueves, 14 de junio de 2012

Siembra un Jardín de Pensamientos Positivos


Por Rev. Roberto Sánchez

“El sembrador salió a sembrar. Mientras sembraba, parte de la semilla calló junto al camino, y vinieron las aves y la comieron. Parte calló en pedregales, donde no había mucha tierra, y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero cuando salió el sol, se quemó y, como no tenía raíz, se secó. Parte calló entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron. Pero parte calló en buena tierra y dio fruto…” (Mateo 13:3-9) 

Entre las definiciones de la palabra sembrar encontramos una que dice: dar principio a una cosa. La semilla o sea el grano en sí contiene todos los elementos necesarios para dar origen a la planta.  El agricultor riega la semilla provee las condiciones adecuadas en el terreno que ha fertilizado para que cada una de éstas fructifiquen de acuerdo a su especie.  Tú y yo somos agricultores de pensamientos-semillas. Nuestra mente es el terreno en donde se siembran estos pensamientos-semillas para que fructifiquen.  Pero así como el agricultor acondiciona el terreno, lo fertiliza y lo prepara para que esté en óptimas condiciones para ayudar a germinar la semilla, tú y yo tenemos que preparar nuestra mente, ponerla en óptimas condiciones para hacer germinar los pensamientos-semillas que se plantan en ese suelo mental.


Cualquiera que deja un terreno baldío, o desatendido, encontrará al cabo de un tiempo que han nacido todo tipo de plantas.  Y la mayoría de nosotros llevamos un terreno mental todos los días pero que fundamentalmente está desatendido porque de ahí sale todo tipo de planta, desde la hierba buena hasta la hierba mala.  Y el problema es que no hemos aprendido a sembrar pensamientos buenos o positivos en jardín de nuestra mente. Estamos en automático y le damos paso a todo tipo de pensamiento sin pasarlos por un cedazo o proceso de selección, no establecemos un criterio de aceptación o rechazo. Y esto no es otra cosa que vivir la vida a la deriva, sin un rumbo fijo.

El agricultor inteligente busca los especímenes más finos para asegurar una cosecha de alta calidad. Y nosotros como personas inteligentes tenemos que seleccionar los mejores pensamientos para cultivarlos y asegurar una siega productiva.  Ahora bien, la mente es compleja y tenemos que estar conscientes de como dirigimos el poder del pensamiento.  Y desafortunadamente, la mayoría de las personas no saben pensar, ellos saben recordar. Por ejemplo, en la noche ellos recuerdan como poner la alarma del reloj para despertarse la mañana siguiente, cuando suena en la mañana, levantarse, darse una ducha, afeitarse, vestirse, tomar el desayuno e irse a trabajar. Esto no requiere mucho pensamiento, de hecho la realización de trabajo se convierte en algo rutinario que no conlleva mucho pensamiento.

 Al llegar por la tarde a nuestro hogar, repetimos todo el proceso, nuevamente. Lamentablemente cuando se enfrentan a una crisis tratan de no pensar en ella.  A cada uno de nosotros se nos ha dado una finca para cultivar y dentro de esa finca existe una mina de oro y lo mejor que tiene es su localización porque se encuentra en un lugar muy accesible; está entre nuestras dos orejas.  Ahora bien, lo que vamos a sembrar y cultivar hace un mundo de diferencia. Determinemos sembrar pensamientos-semillas productivos que rindan un servicio. Procura estudiar las necesidades de las personas que te rodean. Busca ofrecerles servicios que satisfagan esas necesidades.

Permítanme darles un ejemplo de como pensar constructivamente; en vez de estar pensando todo tipo de tonterías que continuamente nos asaltan a la mente.  Levántate temprano y después de orar,  siéntate en la mesa de tu casa o en un lugar donde puedas pensar, consigue un bloc de papel o un cuaderno  en donde puedas escribir.  Escribe en el tope de la página tu meta primaria. Entonces comienza a escribir maneras en que puedas alcanzar esa meta. Puedes dedicar 15 o 20 minutos. Pero estarás pensando creativamente. ¡Eso sí es pensar!  Ahora bien, permíteme advertirte dos cosas: primero, esto no es fácil porque nunca lo has hecho antes, y segundo muchas de las ideas que vengan al principio probablemente no funcionen. Pero persiste en esta práctica diaria. 

Estás creando un nuevo hábito en tu vida y esto requiere tiempo. Es como empezar a hacer ejercicios otra vez. Pero estarás haciendo algo muy importante, estarás ejercitando tu mente a pensar. Al principio habrá algún tipo de resistencia.  Pero pronto surgirá una idea aquí, otra allá y otra más allá. Poco a poco comenzarás a implementar estas ideas, tu servicio se ampliará, y lo más importante es que cuando comienzas pensando creativamente, encontrarás que el resto del día tu mente estará funcionando más creativamente.  George Bernard Shaw comentó una vez: “Me he hecho rico y famoso solo pensando un par de veces a la semana. La mayoría de las personas nunca piensan.”

Yo estoy de acuerdo, la mayoría de las personas nunca piensan solo reaccionan a los vaivenes de la vida.  Ahora bien este tipo de pensamiento creativo tiene que estar fundamentado por principios de justa acción para Dios y para tu prójimo. Ese fundamento es la Palabra de Dios. Y la Palabra de Dios ha sido revelada por medio de las enseñanzas del Maestro Jesucristo.  Sobre ese fundamento tenemos que edificar la casa de nuestra conciencia. Pero, ¿qué significado tiene todo esto para ti y para mí en nuestra vida diaria?  Primeramente, tenemos que conocer y estudiar las enseñanzas de Jesús y actuar conforme e estas. Existen una serie de reglas básicas que se aplican a nuestro diario vivir, y que las encontramos mayormente en los capítulos de Mateo 5, 6, 7. Léelos, apréndelos y practícalos.

 Busca poner atención a lo que estás pensando; ponte en alerta y descarta todo tipo de pensamiento que no se armonice con la Palabra de Dios.  Piensa y acepta todo lo que es verdadero, bueno, justo, amable, piensa en cosas beneficiosas, piensa en la educación, piensa de maneras creativas.  Permite que la Palabra de Dios crezca en el suelo de tu mente. Aprópiate de esas palabras semillas, riégalas en el terreno fértil de tu mente creativa, Dios hará el resto.  Procura entender la Palabra de Dios y pon estos principios a trabajar en tu vida cotidiana. En otras palabras, se persistente el estudio de la Palabra, en la oración y medita en estas verdades universales.  Ten confianza en el poder de Dios, no te dejes ahogar por la aflicción, el engaño y las preocupaciones de la vida. Permite que estas verdades echen raíz profunda en el suelo de tu mente y den fruto ciento por uno.

Recuerda, nuestro trabajo es sembrar la buena semilla. Del fruto se encarga Dios.  Recuerda nuevamente; el agricultor inteligente selecciona cuidadosamente las semillas que va a sembrar en el terreno para asegurar una cosecha de alta calidad.  Así mismo tú y yo tenemos que utilizar el poder del juicio para separar lo bueno de lo malo y sembrar en nuestra mente sólo pensamientos buenos que den buen fruto.  Y para manifestar una calidad de vida de orden superior, debes de ejercer la misma discriminación inteligente al seleccionar tus palabras-semillas que la que ejerce el agricultor inteligente al escoger sus semillas. 

 Haz un examen de conciencia e identifica tus talentos y habilidades. Piensa cómo puedes aumentarlos, tal vez estudiando más, o practicando más. Identifica personas que necesiten de estos servicios, busca maneras de servirles, a un precio razonable para ambas partes.  Tal vez este sea el comienzo de una nueva aventura o el desenvolvimiento progresivo de tus talentos y habilidades. Sé creativo, ¿cómo puedes aumentar tu servicio viviente?  Si eres carpintero, busca construir la mejor silla que puedas y ofrécela a un precio razonable; y verás que pronto aparecerá un comprador.  Tu destino está en tus propias manos, depende de ti, pero para tener éxito, todo debe comenzar Sembrando un Jardín de Pensamientos Positivos.

Dios te bendice si sabiendo estas cosas las haces. ¡

Amén!

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