Poder de Dios
Utilizo el poder de Dios para bien en mi vida y en el mundo.
El poder de Dios está en mí. Sostiene, protege y se expresa por medio de mí —a través de mis pensamientos, palabras y acciones. Mientras más reconozco el poder de Dios, más soy capaz de utilizarlo para el bien de todos. Soy socio con Dios por medio de mi conciencia y experimento un fluir natural y ordenado en mi vida. El estrés se disipa y el vigor aumenta, vivo y me expreso más plenamente.
Utilizo el poder de Dios para fomentar lo bueno. Con cada interacción, tarea o actividad, determino ser un canal del bien de Dios. Al tratar a las personas con amabilidad y respeto, permito que la luz divina brille en mí y por medio de mí para bendecir al mundo.
Tú eres el Dios que hace maravillas; hiciste notorio en los pueblos tu poder.—Salmo 77:14
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