domingo, 28 de agosto de 2011

Palabra Diaria 28 agosto 2011

Consuelo.



La presencia de Dios en mí me consuela.

Si he experimentado una pérdida reciente o un gran cambio, quizás esté en medio de un proceso que requiera atención amorosa. Confío en este proceso y me permito sentir la variedad de emociones que surgen naturalmente. Busco un lugar para descansar y abrir mi corazón y mi mente al amor reconfortante de Dios.

La presencia de Dios en mí es mi consuelo y mi valor. Gracias a mi Creador amado, avanzo con confianza y tengo fe en que superaré esta experiencia. No temo, pues sé que un nuevo día de mayor comprensión, sabiduría y fortaleza me espera. Esto es también verdad para mis seres queridos. Somos uno por siempre en el Espíritu, en Su guarda y amor.

No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.—Salmo 23:4


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