jueves, 4 de agosto de 2011

Comprensión y provisión

31 de julio del 2011
Centro de Cristianismo Práctico

No os angustiéis, pues, diciendo: “¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?” porque los gentiles se preocupan por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:31-33)
  1. Una de las mayores necesidades del ser humano es provisión. Existe una creencia muy generalizada y es que los recursos son escasos.
  1. Para sustentar lo que he dicho permítanme citar una porción del texto de un libro de Economía que se utiliza en una de las más importantes universidades de este país.
  1. Dice así: “Todas las preguntas de la economía surgen de un hecho sencillo e ineludible: no siempre se puede obtener lo que uno quiere. Vivimos en un mundo de escasez. Un economista define la escasez en el sentido de que los deseos siempre exceden los recursos disponibles para satisfacerlos. Un niño quiere una lata de refrescos de 75 centavos y un paquete de goma de mascar de 50 centavos, pero solo tiene un dólar en el bolsillo; él experimenta escasez. Un estudiante quiere asistir a una fiesta la noche del sábado pero también quiere pasar esa misma noche poniéndose al día en sus tareas atrasadas; él experimenta escasez. Tanto los ricos como los pobres afrontan la escasez.” (Del texto Microeconomía de Michael Parkin)
  1. Y todo esto es real porque así pensamos. El niño pensó ‘no tengo suficiente dinero’ para conseguir lo que quiero. El estudiante pensó ‘no tengo suficiente tiempo’ para hacer lo que quiero.
  1. Tú y yo podemos y pensamos ‘no tengo suficientes recursos para alcanzar mis más preciadas metas y aspiraciones.’
  1. Y todo lo que dice el texto de Microeconomía se enseña en las grandes Universidades; y de ellas salen los grandes economistas con sus flamantes teorías sobre la escasez y los recursos limitados.
  1. Y aunque todo esto es real, no es la Verdad que Jesús nos enseñó.
  1. Jesús nos dice, busca primero el reino de Dios y su justicia. Este reino de Dios es un reino de ideas, un reino de infinitas posibilidades.
  1. Es el lugar dentro de nosotros en donde podemos convertir lo aparentemente imposible en una posibilidad.
  1. Cuando comprendemos la ley divina, estamos en posición de seguir sus pasos para manifestar lo que antes no se veía. Pero esta ley requiere que mantengamos el pensamiento correcto en todo momento; tiene su énfasis en el pensamiento positivo.
  1. Pensamientos como ‘yo no puedo’, ‘yo no tengo suficiente’ tiene que ser expulsados de nuestra conciencia. Nunca te mires como un incapacitado o como una persona de escasos recursos.
  1. Mírate como un hijo de Dios, donde dentro de ti yace un tesoro de inmensas posibilidades, donde se encuentra un potencial Crístico esperando ser puesto en circulación para traer mayor vida y satisfacción a nuestros deseos más preciados.
  1. Pero tienes que disciplinar el pensamiento y atarlo correctamente. Jesús dijo a Pedro: “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos.”(Mateo 16:19)
  1. La “tierra” es esa fase de la mente que te conecta con tu vida cotidiana. Es la mente conciente, la que toma decisiones en base a la información que le llega a través de los sentidos o de la que tiene acumulada como experiencias pasadas.
  1. El “cielo” es esa fase de la mente a la que Charles Fillmore le llama el superconsciente.
  1. La superconciencia es la única guía segura [en el hombre] a través del laberinto del proceso creativo. Al confiar en la infalibilidad de esta guía, el hombre se hace receptivo a la inspiración del Todopoderoso. (LPR p. 147)
  1. Es esa fase de la mente que comprende la Verdad espiritual. Es la Verdad que nos revela que para Dios no hay nada imposible.
  1. Por consiguiente, todo lo que atemos en la tierra, es decir en la mente conciente será atado en la superconciencia. Y todo lo que siembras cosecharás.
  2. ¿Dónde conseguiré el dinero? ¿Cómo pagaré mis deudas? ¿Tendremos suficiente comida o ropa o recursos?
  1. Dios sabe que tienes necesidad de todas esas cosas. Sin embargo, hay una Verdad mayor: ‘Dios no puede hacer más por ti lo que lo puede hacer a través de ti.’
  1. Los pensamientos son cosas y ocupan un espacio en la mente. Y para esto se requiere que comiences a desatar todo pensamiento de escasez e insuficiencia.
  1. En 1843, nació un hombre que tuvo un efecto profundo en la vida de millones de personas. Su nombre fue Russell Herman Conwell. (Leer Acres de Diamantes.)
  1. Con una sola idea que puso en marcha logró levantar los fondos para fundar Temple University.
  1. Tienes que reconocer que las ideas son lo que mueve tu mundo.
  1. Justo en donde estás hay un tesoro escondido. Recuerda las palabras de Jesús “Además el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo...”(Mateo 13:44)
  1. Y ¿dónde está ese tesoro? Escondido en las profundidades de tu propio ser, en el campo de la mente superconsciente que está dentro de ti.
  1. Sé práctico y recuerda las palabras de Roosevelt: “haz todo lo que puedas, con lo que tienes ahí mismo donde estás.”
  1. Ve a oración, medita en el reino de Dios. Pregúntale a Dios como puedes mejorar tu actual condición de vida. La respuesta no tardará.
  1. Ora sin cesar. Dedica tiempo todos los días a pensar en como puedes servir mejor a los demás. Si tienes tu propio negocio piensa cómo lo puedes hacer más productivo, rendir un servicio o hacer productos que alcancen a un número de personas cada vez mayor.
  1. Dios está ahí mismo donde estás esperando hacer contacto mental contigo, esperando hacer cada día más por ti a través de ti y de Sus infinitos canales de provisión.
  1. Pero tienes que saber que el reino de Dios es un reino de pensamiento positivo, y tienes que desatar todo pensamiento de escasez y visualizar abundancia en todas partes.
  1. Pero no olvides hacer de Dios tu socio en las finanzas. La comprensión espiritual nos revela la ley divina. Vivimos en un Universo de dación.
  1. Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. (Lucas 6:38)
  1. Esto no puede ser una prédica más, esto no solo es una realidad sino que es una gran Verdad. Pero todavía a muchos de nosotros nos duele dar, o soltar lo que tenemos.
  1. Es el apego a nuestros antiguos pensamientos, a nuestras viejas actitudes a nuestros prejuicios y al pensamiento del limosnero, lo que nos mantiene empobrecidos.
  1. Tenemos que enseñar la Verdad que nos libera. El reino de Dios está dentro de nosotros y contiene todas las riquezas que necesitamos para vivir una vida feliz, saludable, prospera y exitosa. Negar esto es oponerse a la Verdad.
  1. Comencemos a mirar a los demás de una nueva manera. En vez de mirar al prójimo con pena, tenemos que mirarlo con alegría, visualizando el potencial que es Cristo en él.
  1. Este tiene que ser un ministerio de transformación, de la indigencia a la afluencia, de la enfermedad a la salud, de la tristeza y el desamparo a la unidad y gozo del Señor, y de la ignorancia al conocimiento de la Verdad.
  1. Transformarnos para comprender que Dios es lo primero, la mayor y lo mejor y que no puede haber nada entre nosotros y él.
  1. Y que en la medida que adquirimos mayor comprensión espiritual llegamos de manera infalible a saber que Dios es la respuesta a todas nuestras necesidades.

  1. ¡Dios te bendice! Amén.

Acres de Diamantes

En 1843, nació un hombre que tuvo un efecto profundo en la vida de millones de personas. Su nombre fue Russell Herman Conwell. Se hizo abogado, luego editor de un periódico y finalmente clérigo. Durante su carrera en la iglesia, ocurrió un incidente que cambió su vida y las de muchos otros.

Un día, un grupo de jóvenes fueron a la iglesia de Dr. Conwell y le preguntaron si él estaría dispuesto a instruirles en materias académicas. Todos ellos deseaban una educación universitaria pero carecían del dinero para pagarla. El le contestó que iba a pensarlo y que les dejaría saber en varios días.

Después que los jóvenes se retiraron, una idea comenzó a forjarse en la mente de Dr. Conwell. El se preguntó: “¿Por qué no puede haber una buena universidad para jóvenes pobres merecedores?” Esta idea lo consumió antes de que pasara mucho tiempo. ¿Por qué no, ciertamente? Era un proyecto digno de un 100 % de dedicación – compromiso total.

Casi sin ayuda, Dr. Conwell levantó varios millones de dólares con los que fundó Temple University, hoy una de las instituciones académicas más prominentes del país (Estados Unidos). Levantó los fondos dictando más de 6,000 conferencias por todo el país, y en cada una de ellas, relató la historia llamada “Acres de Diamantes.” Era una historia verídica que lo había conmovido muy profundamente, y tenía el mismo efecto en sus audiencias. El dinero que necesitaba para construir la escuela llegó abundantemente.

La historia era un relato de un agricultor africano que había escuchado cuentos de otros agricultores que habían hecho millones descubriendo minas de diamantes. Estos relatos entusiasmaron tanto al agricultor que estaba desesperado por vender su finca para descubrir los diamantes él mismo. De modo que, vendió su finca y se pasó el resto de su vida vagando por el continente africano, en una búsqueda infructuosa de las gemas destellantes que se cotizaban a tan alto precio en los mercados del mundo. Finalmente, sigue el cuento, consumido y agotado y en un acto de desesperación se lanzó a un río y se ahogó.

Mientras tanto, retornando al rancho, o finca, en este caso, el hombre que había comprado la finca resulta que estaba cruzando un pequeño riachuelo en la propiedad. De repente, surgió un destello de luz azul y roja brillante del fondo del riachuelo. El se inclinó, y tomó la piedra – ésta era de buen tamaño y, admirándola, la puso más tarde sobre el mantel de su hogar como una curiosidad interesante.

Varias semanas después, un visitante agarró la piedra, y la observó de cerca, le tomó el peso con su mano y por poco se desmaya. El le preguntó al agricultor si sabía lo que había encontrado. Cuando el agricultor dijo que no, que él pensaba que era un pedazo de cristal, el visitante le dijo que él había encontrado uno de los diamantes más grandes que se han descubierto. Al agricultor se le hizo difícil creer eso y le dijo al visitante que su riachuelo estaba repleto de esas piedras – no tan grandes, tal vez, como la del mantel, pero estaban dispersadas generosamente a lo largo del fondo del riachuelo.

No es necesario decir, que la finca que el primer agricultor había vendido para poder encontrar una mina de diamantes resultó ser la mina de diamantes más productiva de todo el continente africano. El primer agricultor había poseído, libre y claramente, acres de diamantes, pero los había vendido prácticamente por nada para buscarlos en otra parte.

La moraleja es clara: Si tan solo el primer agricultor hubiese tomado el tiempo para estudiar y prepararse – para aprender como eran los diamantes en su estado natural – y, como él ya poseía un pedazo del continente africano, explorar minuciosamente la propiedad que él tenía antes de buscar en otra parte, todos sus más preciados sueños se hubiesen hecho realidad.

Lo que conmovió tan profundamente a Dr. Conwell en esta historia, y, subsecuentemente, a millones de otras personas, fue la idea de que cada uno de nosotros está, en este momento, parado ante sus propios acres de diamantes.


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