Cristo en mí es más poderoso que cualquier circunstancia en mi vida.
No me considero una víctima de las circunstancias. Comparto la convicción del poeta William Ernest Henley: “Soy el amo de mi destino; soy el capitán de mi alma”. La presencia de Dios —el mismo Espíritu triunfante e invencible que estaba en Jesús— está en mí.
Cristo en mí es mi sabiduría, mi fe y el valor para superar exitosamente cualquier desafío. Esa esencia divina en mí es amor, comprensión y buena voluntad, esos dones que me inducen a ser paciente y afable todo el tiempo. Cristo en mí es la paz, el gozo y la luz que se manifiestan como felicidad verdadera y que me permiten compartir mi gozo con los demás. Cristo es poder vencedor.
Pero vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios está en vosotros.—Romanos 8:9
Suscríbete a nuestro blog, para recibir un corto mensaje inspirador cada día:
No hay comentarios:
Publicar un comentario