Tengo la atención centrada en el orden divino.
Cuando veo el mundo a mi alrededor puedo apreciar su orden inherente. Las estaciones cambian, los planetas siguen sus órbitas, las mareas suben y bajan —el poder subyacente es invisible y bueno.
La misma fuerza que mantiene al universo en orden también mantiene mi vida en balance. Soy uno con esta energía creativa, y juntos cocreamos mis días y establecemos los acontecimientos para mi vida.
Consciente del orden divino, siento paz. Estoy en el fluir de un ímpetu divino. Vivo con confianza y seguridad en los resultados correctos. Descanso a medida que los acontecimientos fluyen, sabiendo que mi vida se desenvuelve de la manera que me ofrece mayor bien.
Examina la senda que siguen tus pies y sean rectos todos tus caminos.—Proverbios 4:26
Examina la senda que siguen tus pies y sean rectos todos tus caminos.—Proverbios 4:26
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