lunes, 7 de noviembre de 2011

La Palabra Diaria del 7 al 13 noviembre 2011


Lunes
7 de noviembre del 2011

Armonía

Vivo en armonía con la manera cómo mi vida se desarrolla.

La hoja no se queja del sol caliente ni de la lluvia fría; ni culpa al arroyo que la arrastra al caer. Simplemente vive, crece y cambia en armonía con todo lo que existe. En mi vida, tengo momentos de gozo y de pesar, de descanso y de cambio.

No lucho para hacer que las condiciones externas sean diferentes a lo que son. Encuentro paz al vivir en armonía con lo que mi vida es.

El recordar que soy una creación amada de Dios me consuela en momentos tristes y me da sabiduría y fortaleza en momentos de cambio. No tengo nada que temer en mi vida. Sé esta verdad: Ninguna condición externa es eterna. Confío en Dios y vivo en armonía con la manera cómo mi vida se desarrolla.

Vuelve ahora en amistad con Dios y tendrás paz; y la prosperidad vendrá a ti.—Job 22:21


Martes
8 de noviembre del 2011

Gozo

Siento la emoción y el gozo de vivir.

Aveces me pregunto si solamente he estado existiendo en vez de experimentar plenamente el gozo de la vida. Para sentir el poder transformativo del gozo, avivo el espíritu crístico en mí. Actúo partiendo de mi conciencia crística. Permito que esta guíe mis pensamientos, eleve mi visión y cree a mi alrededor una atmósfera de paz.

El gozo es el resultado del interés, del agradecimiento y de la expresión creativa. Tomo tiempo para interesarme por el bienestar de mi vecino y ofrecerle una mano. Aprecio la belleza de la naturaleza y el ritmo de las actividades diarias. Reconozco el Cristo en mí y en los demás. Mi alma se exalta y rebosa de júbilo según llevo una vida entusiasta y centrada en Dios.

Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación.—Isaías 12:3

Miércoles
9 de noviembre del 2011

Prosperidad
Acojo las posibilidades ilimitadas y mi prosperidad aumenta.

Algunas personas quizás tengan dificultad con las siguientes palabras del Evangelio de Mateo: “Al que tiene, le será dado y tendrá más”. Al buscar comprender este principio, me doy cuenta de que todo aquello a lo que le doy mi energía, crece. Cuando enfoco mi atención en la escasez, ésta aumenta. Cuando aprecio la prosperidad, bien sea la mía o la de otra persona, más disfruto de ella. La naturaleza nos muestra la abundancia, la sabiduría y el amor de Dios.

Los manzanos están llenos de frutos. Los robles cubren el piso del bosque con bellotas. Yo también soy una creación próspera de Dios, llena de ideas divinas. Así que cambio mi enfoque, ¡en vez de aceptar la limitación financiera, acojo las posibilidades ilimitadas!

Porque al que tiene, le será dado y tendrá más.—Mateo 25:29

Jueves
10 de noviembre del 2011

Paz interna
En el silencio, encuentro paz.

Mi lugar sereno no necesariamente es una habitación o un punto en el mapa. Es mi estado de conciencia. En el momento que quito mi atención del mundo externo, comienzo mi viaje al silencio.

Cierro los ojos; mi corazón conoce el camino. El ritmo de mi respiración me lleva como que si estuviera acostado en un bote. Los pensamientos atribulados, los temores y las preocupaciones se disipan a medida que voy al silencio. En mi santuario interno, descanso de las preocupaciones y las tareas del día. Soy un ser espiritual; soy la paz de Dios en expresión. Al resumir las actividades, permanezco centrado en la paz interna. Mis palabras son más amables y soy paciente conmigo mismo y con los demás.

Escucharé lo que hablará Jehová Dios, porque hablará paz a su pueblo.—Salmo 85:8

Viernes
11 de noviembre del 2011

Servicio
Con admiración, honro a quienes sirven a los demás.

Para quienes han respondido al llamado a servir, les digo “gracias”. Aprecio su sacrificio y sus logros. Siento gratitud por su fortaleza, su valor y perseverancia ante los grandes retos. Respeto su dedicación. Los honro hoy y les ofrezco esta oración: Que la luz de Dios rodee a todas las personas que sirven o que han servido a su país y a su comunidad. Que el amor divino los envuelva; que el poder divino los proteja; y que la presencia de Dios vele por ellas, ahora y por siempre. Amén.

En tributo silencioso y sagrado, hago una pausa y recuerdo a quienes han sacrificado sus vidas en servicio a la humanidad. Oro por el bien de las personas y reconozco que el establecimiento de la paz mundial es una posibilidad gracias a su sacrificio.

Pagad a todos lo que debéis: … al que respeto, respeto; al que honra, honra.—Romanos 13:7

Sábado
12 de noviembre del 2011

Singularidad

Soy bendecido en el camino de mi vida y guiado a los resultados correctos.

El camino que transito puede que haya sido creado por quienes han pasado por él antes que yo. Mas para mí es nuevo y exclusivamente mío. Cada paso, acción y decisión que tomo deja una huella.

Al avanzar en mi vida, estoy continuamente consciente de la presencia de Dios en mí y a mi alrededor —guiándome a mi destino y resultados únicos. Trabajo en sociedad con Dios para ser una expresión divina a mi manera. Aprecio las cualidades únicas que cada persona posee para compartir con el mundo. Todos tenemos viajes que emprender, contribuciones individuales y colectivas que hacer y propósitos únicos que llevar a cabo. El espíritu morador de Dios nos lleva hacia adelante en verdad y amor.

Sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos.—1 Pedro 3:8
Domingo
13 de noviembre del 2011

Sábat

En la presencia de Dios, soy renovado.

Tratar de añadir una tarea, una responsabilidad o hacer una diligencia más durante el día, hace que mi atención esté en “hacer”. Una vida atribulada es mi llamado a despertar —a darme cuenta de que al hacer cada vez más cosas, descuido mi espiritualidad.

Al observar el sábat, tomo tiempo para apartarme y pasar un momento con Dios. El sábat se trata de estar plenamente en la presencia de Dios y sustentar mi ser espiritual. También me renuevo físicamente cuando tomo tiempo para renovar mi espíritu. Un manantial de energía y vida divinas se aviva en mí. Al poner a Dios primero, todo lo demás cae en su sitio. Mi “hacer” cobra nuevo significado y propósito porque reconozco mi unidad con Dios.

Acuérdate del sábado para santificarlo.—Éxodo 20:8

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