lunes, 30 de enero de 2012

Creando una vida significativa


 “…pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante, prosigo a la meta, al supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”(Efesios 3:13-14)
“… porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.”(Ro11:29)

1.      Así como Jehová Dios les dio al pueblo de Israel los Diez Mandamientos, Dios ha puesto en el corazón de cada uno de Sus hijos un mandamiento.
2.      Pero también Dios nos ha provisto de dones, talentos, habilidades y destrezas para lograr cumplimiento de Su voluntad. Porque la Palabra dice “… irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.” Y son irrevocables los dones en el sentido de que no se pueden dejar sin efecto; así como tampoco se puede dejar sin efecto el llamado que Dios le hace a cada uno de nosotros.

3.      Los dones que Dios te ha dado no se pueden anular, son tuyos para usarlos conforme al mandato o por decirlo así, al llamamiento que Él ha puesto en nuestros corazones.


4.      Para la década de los años noventa, yo estaba en una etapa de mi vida profesional muy distinta a la que me encuentro en este momento. Trabajaba para una corporación multinacional y el trabajo absorbía casi el 100% de mi vida. Vivía para trabajar.  El enfoque de mi vida era el trabajo.

5.      Un día iba conduciendo mi vehículo, y mientras transitaba, comencé a pensar sobre la historia del fundador de una compañía muy exitosa de transporte y de mudanzas. Según dice la historia que había escuchado, el fundador había dejado la compañía en manos de sus hijos y se había dedicado a ayudar a personas que venían a él buscando alguna guía o consejo.

6.      Así como los médicos tienen sus consultorios, él tenía uno y las personas hacían fila pacientemente para consultarlo. Su técnica consistía en acercárseles lo suficiente para decirle un secreto en el oído a la persona. Y aparentemente esto funcionaba porque cada día le consultaban más personas.

7.      Reflexionando sobre esto pensé – ¡cuántas maneras distintas tiene Dios para expresarse a través de cada uno de nosotros! Sentí en lo profundo de mi ser que este es un servicio noble de ayuda a los demás, tal vez de amor al prójimo. Así lo pensaba y lo sentía mientras iba conduciendo mi vehículo.

8.      Entonces sentí en lo profundo de mi corazón un llamado de que debía de dejar lo que estaba haciendo, para dedicarme a una labor de naturaleza similar. Estaba convencido de que Dios me había hablado porque su silenciosa voz había provocado un movimiento de emociones y sentimientos en mi alma.

9.      Si alguno de ustedes han tenido una experiencia similar podrán entender la profundidad y la intensidad del llamamiento del Espíritu Santo que vive en cada uno de nosotros.

10. Demás está decirles que todo mi cuerpo se estremeció y se conmovió; y lloré por un buen rato mientras conducía. Pero bueno, sequé mis lágrimas continué con mi vida y labores cotidianas.

11. Y aunque podría decir que eché esa experiencia a un lado, algo se quedó grabado en mi conciencia.

12. Hay mucho en nuestra parte humana que resiste el llamamiento de Dios en cada uno de nosotros. El status quo, la seguridad económica, mantener nuestro nivel de vida, los compromisos familiares, el qué dirán (especialmente los miembros de tu familia inmediata), son algunas de las consideraciones humanas y de los obstáculos que ponemos al llamamiento de Dios.

13. El mismo apóstol Pablo no fue una excepción a la regla. Como él mismo  le dice a los Filipenses; en lo humano: “circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos, en cuanto a la Ley, fariseo; en cuanto a la justicia que se basa en la Ley, irreprochable.”(Filipenses 3: 5,6)

14. Pero añade: “Por amor a él (Cristo) lo he perdido todo y lo tengo por basura… para ganar a Cristo… la justicia que procede de Dios y se basa en la fe.” (Filipenses 3:8,9) Pablo respondió al llamado.

15. Así mismo tú y yo pensamos: pero yo soy un ingeniero, me gradué de tal o cual universidad, tengo tantos años de experiencia en mi profesión, cómo voy a dejar todo esto para incursionar en un terreno que “solo Dios sabe”.

16. Y así mismo pensaba yo aquel día en que conducía. Y estoy seguro de que así mismo muchos de ustedes han pensado en un momento en donde han sentido una revelación o un llamado, que ciertamente y de manera irrevocable proviene de las profundidades de tu propio ser.

17. Pero se trata de responder al llamado que nos hace Dios a cada uno de nosotros. Y ese llamado es Dios queriendo vivir en ti una vida significativa. Una vida que tenga sentido no solo en lo humano sino en lo divino que vive en cada uno de nosotros.

18. Pablo respondió al llamado, y tú y yo; ¿estamos respondiendo al llamado de Dios? Tenemos que cambiar el enfoque de nuestra vida y esto es muy difícil, especialmente cuando hay compromisos económicos que tenemos que cumplir, y facturas que pagar.

19. Y lo digo así porque normalmente buscamos identificar el canal por medio del cual vendrá la provisión para satisfacer mis necesidades personales y familiares, las necesidades cotidianas.

20. Todavía no hemos aprendido que esto no es asunto nuestro. Esto es trabajo de Dios. Nuestro asunto es responder al llamado que Dios nos hace, nuestro asunto es decirle sí a la vida que Dios quiere vivir  a través de cada uno de nosotros.

21. Nuestro trabajo es decirle sí a la oportunidad que Dios nos da de vivir una vida significativa.

22. Recuerda las palabras del Maestro: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33)

23. Y esa vida significativa que Dios quiere vivir a través de cada uno de nosotros en nada tiene que ver con acumular tesoros en la tierra y en todo tiene que ver con el servicio a los demás.

24. No podemos vivir la vida como el que se sienta frente a una chimenea y le dice: si me das calor te doy leña. Eso es vivir tratando de obtener una recompensa que no te has ganado.

25. Nuestro trabajo es seguir día a día la guía y la instrucción de Dios. Dios nos da el terreno, y a ti y a mí nos toca arar la tierra conforme a la guía y la dirección de Dios.

26. Las recompensas vienen en proporción al servicio que rendimos a los demás. Nuevamente te digo, responde al llamado de Dios y Dios se encargará de lo demás. Lo otro vendrá por añadidura.

27. Jesús habló claro respecto a esto y nos exhortó a que confiáramos en Dios como él lo hizo. Jesús se enfocó en rendir el mayor y el mejor servicio a la humanidad. Ese fue Su enfoque y nunca careció de nada. El Padre proveyó ampliamente para Sus necesidades humanas.

28. Cuando necesitó alimento, hubo provisión sobreabundante; cuando necesitó sanar, sanó; cuando tuvo que transmutar la substancia la transmutó convirtiendo el agua en vino; cuando tuvo que calmar a la naturaleza, la calmó y cuando tuvo que traer nuevamente a la vida a aquellos que estaban muertos, los resucitó.

29. Y así tú y yo estamos llamados a rendir un servicio a Dios sirviendo a nuestro prójimo.

30. Charles Fillmore nos dice: “el hombre está destinado para vivir, no meramente para existir de una forma medio muerta” y yo añado está destinado para vivir una vida significativa.

31. Te voy a dar una tarea para que las anotes y la contestes lo mejor que puedas.

32. Primero, evalúate y determina cuán efectivamente estás sirviendo a otros en este momento, si es que estás sirviendo a otros. O sea, evalúa tu servicio extendido.

33. Y segundo; escribe o anota una manera en que puedas aumentar tu servicio hoy, sabiendo que cualquier recompensa que desees obtener te la debes ganar primero sirviendo a los demás. Tercero, “hazlo hoy”.

34.  Dos sencillas preguntas y una acción que si las tomas en serio podrían darle un giro a tu vida para comenzar a vivir una vida significativa.

35. Si estás pensando solamente en tu ingreso o en tu futuro estás situándote en el lado incorrecto de la vida.

36. Por el contrario, céntrate en aumentar tu servicio a los demás siguiendo la guía y la instrucción de Dios.

37. Dios quiere que vivas una vida significativa y solo Él sabe como hacer que esto ocurra en ti y en mí.

38. Pon tu confianza en Dios, y no en nada que  esté fuera de  ti. Responde al llamado de Dios; y di como Pablo dijo: “…pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante, prosigo a la meta, al supremo llamamiento de Dios en [el Cristo que vive en mí].”

39. ¡Dios les bendice!

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