Diez leprosos son limpiados (Lucas
17:11-19)
1.
Hoy hablaremos del Secreto de la
Salud y de la importancia que tiene conservar nuestro cuerpo en las mejores
condiciones que podamos lograr.
2.
Este relato nos recuerda las muchas
sanaciones que Jesús realizó durante su activo ministerio. Entre ellos sanó a
leprosos, paralíticos, la mujer con el flujo de sangre, ciegos, sordos y
tartamudos, y uno que estaba enfermo de hidropesía.
3.
Hoy día el cuerpo y el alma nos
siguen atormentando con condiciones erróneas, condiciones que nos causan dolor,
no solo físico sino también en el alma.
4.
Decimos: “me dolió mucho lo que me
hiciste en aquella ocasión” o “tengo un dolor insoportable en la espalda”. Porque somos seres tríplices tenemos que
darle importancia a las cosas del cuerpo de la mente y del espíritu.
5.
Y la Palabra de Verdad es clave para mantener un buen estado de salud.
Recuerda que Jesús sanó por medio de la Palabra. Decía palabras como “– Ten
ánimo, hija; tu fe te ha salvado;” (Mateo 9:22) o “¿Creéis que puedo hacer
esto? … –conforme a vuestra fe sea hecho.” (Mateo 9:28,29)
6.
En la cita bíblica que acabamos de
leer le dice al leproso que volvió a Él “–Levántate, vete; tu fe te ha salvado.”
(Lucas 17:19)
7.
Y la fe es un factor
importante en cualquier proceso de sanación. Y Jesús mismo dijo más de una vez
“hombres de poca fe”. Y conociendo esta gran verdad los mismos discípulos le
pidieron a Jesús “auméntanos la fe” (Lucas 17:5).
8.
Ahora bien, normalmente el que está
enfermo reconoce y sabe que tiene una condición anormal en su cuerpo. Pero
tenemos que tener cuidado donde ponemos el enfoque de nuestra mente, y de
nuestra conversación con los demás.
9.
Dios es Mente y la mente es creadora, y la divina
actividad creadora trae como consecuencia la vida. Todo aquello en lo cual tu
mente se enfoca toma vida y tus palabras le dan impulso a eso que tu mente a
creado.
10. De
manera que te invito a crear tu propia concepción
de lo que para ti es ser sano y perfecto. Y una vez tengas esa concepción debes
mantenerla fija en tu mente y actuar conforme a ella. Usa tu creatividad,
puedes hacer un dibujo o una descripción de tu concepción.
11. Debes
hacer todo lo que puedas en pensamiento palabra y acción para unificarte a eso
que has concebido.
12. Ahora bien, hoy día
padecemos de una condición que se llama estrés. Y la definición de esta
palabra en el diccionario es: Estado próximo
a la enfermedad que presenta un organismo o una de sus partes por haberles
exigido un rendimiento muy superior al normal.
13. Por consiguiente, para mantener la salud del
cuerpo y de la mente debemos descansar. Apartar un tiempo diariamente, para descansar
el cuerpo y la mente.
14. Dios así lo ordenó
en el cuarto mandamiento: “Acuérdate del sábado (día de reposo) para
santificarlo.”
15. En el mundo
natural, el período de descanso permite que todas las fuerzas de la naturaleza
se recuperen para un nuevo brote de actividad. (DMP)
16. En el cuerpo
físico, el cual está tan estrechamente unido al reino natural, el período de
descanso le permite a las células reabastecerse y almacenar energía de reserva.
(DMP)
17. En el reino mental,
tal período de descanso se convierte en un período de paz y quietud,
permitiendo que la mente entre en un período de reflexión en cuanto a las cosas
del Espíritu. (DMP)
18. Esta actividad de
reabastecimiento espiritual es absolutamente esencial en todos los ciclos de
desarrollo y crecimiento normal del individuo. (DMP)
19. En toda
demostración debe haber períodos de descanso, tiempos de cesación de toda
actividad externa, mientras uno se halla en completa confianza en Dios y en la
operación de Sus leyes inmutables. (DMP)
20. Dios es esa energía
divina que se encarga de restaurar tanto nuestro cuerpo como nuestra mente.
Pero tenemos que confiar en Él y en la operación de sus leyes inmutables.
21. Por el contrario,
cuando no somos capaces de confiar en Dios, entonces somos víctimas del afán,
la ansiedad y el nerviosismo.
22. Y Jesús sabía esto
y por eso nos advirtió que por nada nos afanáramos que ante todo buscáramos a
Dios en todos nuestros asuntos.
23. Recientemente
conversaba con un joven de apenas 17 años que ya muestra indicios de
hipertensión. Me contaba que hacía unos quince días lo habían medicado porque
le había subido la presión pero ya le habían suspendido los
medicamentos porque todo había vuelto a la normalidad. Pero que el médico le advirtió
de que cuando fuera grande iba a ser hipertenso porque esto era hereditario y
en su familia había hipertensos.
24. Esta es y sigue
siendo uno de las grandes mentiras de la conciencia racial que nos hemos creído
y por consiguiente seguimos manifestando.
25. Todavía seguimos
creyendo la mentira de que las condiciones hereditarias están por encima de la
voluntad de Dios para cada uno de nosotros. Simple y llanamente Dios nos creó
sanos puros y perfectos. ¿Crees esto?
26. La genética
concentra su investigación en la célula. La célula es el elemento de menor
tamaño que puede considerarse vivo. Pero la vida viene de Dios. Y Dios hizo al
hombre perfecto.
27. La ciencia médica
nos demuestra que la descendencia está expuesta a factores hereditarios y que éstos
traen consigo condiciones anormales
28. Pero la Verdad es Dios
hizo al hombre a su imagen y semejanza o sea sano y perfecto.
29. Pero el hombre ha
caído en error creyéndose menos que esto, o sea creyendo la mentira y este
error ha sido cargado hasta la tercera o cuarta generación. Y Dios conociendo
esto situación o condición humana nos hace un llamado a ti y a mí.
30. Y este llamado es
un recordatorio de lo que realmente somos. Tanto en el Antiguo Testamento como
en el Nuevo Testamento escuchamos el mismo llamado.
31. Escuchemos las
palabras: “Abram tenía noventa y nueve años de edad cuando se le apareció
Jehová y le dijo: –Yo soy el Dios Todopoderoso. Anda delante de mí y sé perfecto,”(Génesis 17:1,2)
32. Jesús en el Sermón del
Monte dice: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los
cielos es perfecto.”(Mateo 5:48)
33. La enfermedad ha
venido por causa del pecado, por no dar la talla con la verdad. Hemos creído la
mentira y no la verdad.
34. Pero somos herederos
de Dios y por tanto no puede haber imperfección, esta es la verdad, lo demás es
error y mentira.
35. En un mensaje
anterior decíamos que teníamos que sanar nuestra mente purificando nuestros
pensamientos. He aquí la importancia de seguir y comprender el séptimo
mandamiento; “No cometerás adulterio.” (Éxodo 20:14)
36. No puedes mezclar
la Verdad con algo menos que la Verdad. No puedes mezclar la verdad con el
error sin sufrir las consecuencias de tal adulterio. Y la consecuencia es
enfermedad.
37. De una cosa sí
estoy seguro, y es lamentable; el joven de quien les hablo cree la mentira y no
la verdad, y por lo tanto será hipertenso. Será esclavo de la hipertensión
hasta que algún día conozca la Verdad y se libere.
38. Pero una cosa si es
segura, que para ser sanos tenemos que desear ser sanos; y para ser sanos
tenemos que tener una concepción clara de lo que significa ser sano para cada
uno de nosotros y entonces desarrollar nuestra fe al punto de tener la
seguridad de que podemos lograrlo. Aquí está El secreto de la salud.
39. El Secreto de la
salud radica en rodearse de sana recreación;
busca divertirte, y reírte con frecuencia, la risa es un remedio infalible para
cualquier malestar en el cuerpo porque afloja la tensión corporal.
40. El secreto de la
salud está es una mente libre de pecado, libre temores, ansiedades. El secreto
de la salud está en el pensamiento puro, armonioso y amoroso.
41. El Secreto de la
salud es aprender a llevar una vida balanceada, balanceando emociones y
actividades; proveyendo a la mente y al cuerpo el descanso adecuado para así
darle paso a un nuevo brote de actividad.
42. El secreto de la
salud está en llevar una vida de armonía y paz llevando una vida de oración y
unidad con Dios.
43. Pero sobre todo busca
expresar una actitud de gratitud a Dios por todas las bendiciones que recibes,
y ver el bien de Dios manifestándose en todas partes, porque así tu buen ojo se
encargará de llenar tu cuerpo de luz, y un cuerpo de luz es un cuerpo sano puro
y perfecto.
44. Dios les bendice!
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