La fe sin obras
está muerta. Leer Santiago 2:14-26
El
tema de la fe es fundamental en el cristianismo. Al mismo Jesús encontramos
respondiéndole a Pedro “tened fe en Dios” (Mc 11:22).
Muchos
desean tener prosperidad pero para prosperar tenemos que tener fe; esto es
tenemos que creer que podemos ser prósperos.
No
vamos a negar que cuando hablamos de prosperidad, la mayoría de las personas
piensan en dinero. Pero Jesús ha sido y es el más próspero de todos; pues no
tuvo nada y lo tuvo todo.
Humanamente
hablando, todos y cada uno de nosotros tenemos una concepción clara de lo que
la prosperidad significa para nosotros. Por ejemplo pensamos: yo seré
verdaderamente próspero cuando esté libre de deudas.
Otros
piensan; “yo seré verdaderamente próspero cuando tenga mi propio negocio”. El
pequeño empresario piensa “yo seré verdaderamente próspero cuando termine de
pagar la hipoteca que hice para adquirir el local y el mobiliario de mi empresa.
Y
en cuanto a dinero se refiere, la prosperidad significa algo distinto para cada
cual. Y en general podemos decir que todo aquel que deseo ser prospero en
cuanto a dinero se refiere busca un nivel de ingresos más alto del que
actualmente tiene.
Pero
vuelvo y te recuerdo que Jesús ha sido y es el hombre más próspero que ha
pasado por la tierra pues no tuvo nada y lo tuvo todo.
En
nuestra carrera por alcanzar mayores bienes hay mucho afán. También hay muchas
limitaciones con las que hay que lidiar. Nos encontramos a menudo en
situaciones donde “no hay suficiente”.
Por
ejemplo; abrimos la nevera y decimos: “no hay suficiente comida para alimentar
mis hijos”; o vamos rumbo al trabajo y de paso entramos a una estación de
gasolina y decimos “no tengo suficiente dinero para llenar el tanque”.
Y
todas estas cosas van creando en lo interno da cada uno de nosotros un vacío
que hay que llenar.
Pero
te recuerdo una vez más las palabras de Roosevelt: “haz lo que puedas con lo
que tengas, ahí mismo donde estás.
Si
estás pasando por una crisis económica, lo primera que tienes que pensar es que
“esto también pasará.” Pero en las crisis aparte de haber nuevas oportunidades
también hay cosa que hacer, hay obras que realizar, y la fe nos mantiene la
esperanza viva.
En
las escrituras encontramos una gran exhortación para cada uno de nosotros: sed “buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios” (1Pedro 4:10).
Todo
lo que nosotros hemos adquirido o tenemos incluyendo nuestras experiencias
presentes nos lo hemos ganado por nuestras obras; incluyendo esa crisis
económica que estamos enfrentando.
Y
en cuanto a obras se refiere; por hacer lo incorrecto o por sencillamente no
hacer nada, cuando se requería hacer algo al respecto.
Tenemos
que aprender a ser buenos administradores; hay un dicho que reza, de Dios es el
patronazgo y del hombre es la mayordomía. Tenemos que administrar los recursos
que se nos dan de una manera responsable y eficiente. El mayordomo mantiene el
orden y la disciplina en la casa y tú y yo tenemos que aprender a ordenar la
casa de nuestra conciencia.
Pero
también tenemos que ser buenos administradores de nuestros hogares. Cualquier
exceso en gastos tiene que ser compensado con un aumento en ingresos. Si no lo
es tenemos que refrenar nuestros gastos.
En
el corazón de cada ser humano hay un impulso divino se der más y de alcanzar
más, y tú y yo sabemos que ese es Dios queriendo expresarse más plenamente a
través de cada uno de nosotros.
Pero,
si te sientes vacío y piensas que puedes compensar eso llenándote de cosas
materiales, estás recorriendo un camino equivocado. Y al final estará endeudado mucho más allá de
lo que pensaste y de tu capacidad para pagar.
Ese
vacío o esa insatisfacción que deseaste llenar gastando por encima de tus medios
no puede ser llenada por medios materiales. La satisfacción que andas buscando
solo Dios te la puede dar.
Si
estás en una crisis económica en cuanto a tus finanzas se refiere es tiempo de
comenzar a hacer lo que puedas con lo que tienes ahí mismo donde estás.
Revisa
tus prioridades en tu vida y decídete a dar “a Cesar lo que es de Cesar y a
Dios lo que es de Dios.” Esto es, tienes que reorganizar el manejo de tus
finanzas estableciendo un orden divino y ese orden se consigue poniendo primero
a Dios en tus finanzas.
Recuerda,
de Dios es el patronazgo y de nosotros la mayordomía. En cuanto a finanzas se
refiere Dios tiene que ser el primero. Míralo desde un punto práctico; cuando
el empresario tiene problemas financieros en su empresa y no puede resolverlos
por sí mismo, le paga a un consultor para que le aconseje.
De
igual manera podemos ver que si tenemos problemas financieros en nuestro hogar
y en nuestras vidas, debemos pagarle a Dios su justa parte por Su consultoría.
Dios
nos dirá qué hacer y cuándo hacerlo; y como dice Charles Fillmore en su libro
Prosperidad, Dios pagará tus deudas.
Cuando
hay carencia de algo en nuestras vidas implica que es tiempo de dar, incluyendo
el acto de perdonar. No podemos seguir reteniendo, tenemos que comenzar a dar a
las experiencias positivas de la vida.
Pero
tenemos que tener en cuenta que la vida no se puede vivir de afuera hacia
adentro. Sencillamente no hay nada afuera que pueda llenar el vacío de tu alma;
solo Dios que vive dentro de ti puede hacerlo.
Tenemos
que tener fe en que obrando a la manera de Dios todos nuestros problemas,
financieros y no financieros se resolverán, porque “por sus frutos los
conoceréis” (Mateo 7:16).
Existe
una sola manera de prosperar y es dando a Dios lo que es de Dios. Dedica de una
manera u otra todo lo que tienes al cuidado de Dios.
En
tus finanzas pon a Dios primero dándole lo primero que recibes de tus ingresos,
esto es las primicias. En tus relaciones, sigue el consejo sabio de Dios, y
trata a los demás como desearías que te trataran a ti. Con tu familia, procura
establecer tiempos de oración y para la unidad familiar.
Procura
y ocúpate de la enseñanza espiritual de tus hijos, tráelos a la iglesia y haz
que asistan a la escuela dominical. Dale un girón de 180 grados a tu vida y
comienza a vivir una vida centrada en Dios.
Procura
hacer lo que puedas ahí mismo donde estás. Tomemos el ejemplo de Jesús. El
mismo Jesús hizo lo que pudo en toda situación que enfrentó. Dijo lo que tenía
que decir, hizo lo que tenía que hacer justo ahí donde se encontraba.
Cuando
fue clavado en la cruz, justo ahí donde estaba le dijo a uno de sus compañeros”
De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” (Lucas 23:43).
Justo
ahí mismo donde estaba inmóvil dijo “Padre perdónalos, porque no saben lo que
hacen” (Lucas 23:34)
Y
justo ahí mismo donde estaba Se entregó totalmente a Dios. Y Dios no le falló;
porque Dios nunca nos falla.
De
modo que si careces de algo, comienza a dar de buena voluntad eso mismo que
careces. Ten fe en Dios, Dios es la respuesta a todas tus necesidades.
Y
en cuanto a tus finanzas se refiere busca darle a Dios la parte que le
corresponde, pues no vas a encontrar mejor ni mayor Consejero que Él en cuanto
a tus finanzas se refiere, pues es imposible obtener algo a cambio de nada y
todo en la vida tiene su precio.
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