Por Rev. Roberto Sánchez
“Guarda
silencio ante Jehová y espera en él.”. (Salmo 37:7)
Cuando era
niño recuerdo vívidamente el retrato en la pared del hospital de la enfermera
con el dedo índice frente a sus labios indicando que nos mantuviéramos en
silencio. “Silencio por favor”.
Recuerdo que
tenía como unos cuatro o cinco años y estaba en el hospital recuperándome de
una cirugía. Mi mamá me regaló una ametralladora de juguete, y rápidamente la
disparé y sonaron los disparos a todo volumen por el hospital y rápidamente me la
quitaron y me dijeron que mantuviera silencio.
Crecí y
durante mi adolescencia y temprana adultez vi siempre al silencio como algo que
debía solicitárseme en lo externo. En momentos de quietud nunca estuve
consciente de la importancia del Silencio y del poder que mora en él.
Para muchas
personas el silencio es ausencia de sonido. Sin embargo, a medida que
progresamos en comprensión espiritual comprendemos que el silencio es un
“estado de conciencia al cual uno entra con el propósito de ponerse en contacto
con la Mente Divina para que el alma pueda escuchar “un silbo apacible y delicado” (1 R. 19:12).
(LPR p. 214)
Jesús, luego
de ser bautizado por Juan en el Jordán “fue llevado por el Espíritu al
desierto” (Mateo 4:1) y ayunó “cuarenta días y cuarenta noches” (mateo 4:2). Es
evidente que este fue un periodo de silencio, y vemos que Jesús salió
fortalecido espiritualmente cuando pudo resistir todas las tentaciones del
Adversario.
A medida que
paso más tiempo en oración, reconozco cada vez más que Dios mora con todo Su
poder en el Silencio de mi propio ser. Ahí se concentra un poder espiritual
poderosísimo.
Carlyle
dijo: “Considera la importancia del Silencio: es ilimitado… indeciblemente
provechoso para ti. … del Silencio viene tu fortaleza. La palabra es de plata;
el silencio de oro; la palabra es humana, el silencio es divino”.
Pero hay
Silencio Intelectual y Silencio Espiritual. El Silencio Intelectual tiene su foco de atención en el intelecto.
Buscamos relaciones de causa y efecto. Pensamos cómo resolver los problemas que
se nos presentan en la vida cotidiana.
El foco o
centro de atención es en el intelecto. Buscamos activamente ideas que podamos
poner en práctica para solucionar nuestros problemas del diario vivir. La
búsqueda se centra en encontrar cómo otros han resuelto problemas similares;
nuestra búsqueda se centra en el conocimiento humano adquirido a través de la
experiencia y la investigación científica.
El Silencio
Espiritual tiene su enfoque en Dios. Al apartarnos, podemos pronunciar y
afirmar el nombre “Jesucristo”, y esto nos ayudará a establecer una atmósfera
espiritual que nos conduzca a entrar a la “cámara interior” que mora en cada
uno de nosotros.
Mi
experiencia es que en el Silencio Espiritual no hay palabras, el lenguaje del
Espíritu es silente. Pero ciertamente hay muchas personas que testifican que
han escuchado la voz de Dios porque ciertamente “Él hace cosas grandes e
incomprensibles, maravillosas y sin número.” (Job 9:10)
Nosotros
tenemos que ir más a menudo al Silencio. Si nunca lo has hecho encontrarás que
para entrar en el Silencio Espiritual tienes que traspasar el dominio del
Silencio Intelectual.
Sea como sea
debes entender que “Todo poder nace en el Silencio” Puede ser poder intelectual
o poder espiritual. Depende de dónde esté tu enfoque. Sin embargo, el verdadero
poder está en el Espíritu.
Pero la
pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿Con qué propósito debo ir al
Silencio? O, ¿para qué invertir tiempo yendo al Silencio?
Hay muchas
respuestas a esta gran pregunta. El primer y gran propósito es para ponernos en
contacto con Dios y escucharlo. Esto es, un contacto consciente para escuchar…
En el
Silencio callas y escuchas. Luego tendrás el poder para hablar y expresar el
mensaje sin temor.
Para muchos
es importante ir al Silencio para buscar guía espiritual y dirección. O sea,
qué hacer, cómo hacerlo y cuándo es el momento para hacerlo.
En el
Silencio Espiritual hacemos contacto con la Sabiduría Infinita y encontramos
las respuestas a todas nuestras interrogantes.
A medida que
aprendemos a morar en el Silencio Espiritual encontraremos paz, confianza y
libertad. Se nos revelará la verdad que debemos demostrar y será impresa en
nuestro intelecto. Entonces nuestro intelecto se encargará de llevarla al reino
de la acción externa.
Pero sobre
todo en el Silencio Espiritual nos vamos acercando cada vez más de manera
consciente a Dios y cada vez vamos realizando nuestra unidad con Dios.
Del Silencio
obtenemos inspiración para nuestras actividades cotidianas; se aviva el gozo y
el entusiasmo por la vida.
El Silencio
nos permite ir soltando nuestra consciencia humana y crecer nuestra consciencia
espiritual; esta es la transformación de nuestra conciencia para pensar como
Dios piensa y ver las cosas como Dios las ve.
Charles
Fillmore dice: “… los problemas de la vida se arreglarían y recibirían un toque
divino si el hombre dejara que el Señor llegara a sus mentes.” (CAV p. 21)
Y saben cómo
Dios llega a nuestras mentes, escuchando Su voz en el Silencio.
Silent Unity
hace su trabajo de oración 24/7 en el Silencio. Unity Village, es un lugar
donde el Silencio predomina, pues allí muchos visitantes encuentran armonía y
paz.
Pero no
tienes que ir tan lejos, busca esa armonía y paz en el santuario de los
santuarios, la cámara secreta que mora en ti.
¿Qué
ventajas tiene ir al Silencio? Pienso que yendo al Silencio puedes comenzar a
conocerte mejor a ti mismo.
Segundo,
morar en el silencio periódicamente mejora tu calidad de vida. Esto le da
sentido a tu vida, un significado a las cosas que haces para ti y para los
demás. Esto es, mejora tu servicio viviente.
Tercero,
pienso que entrando en el Silencio comenzamos a establecer un balance
importante entre el mundo interior y el mundo exterior.
Esto le da a
nuestra vida una dimensión más profunda, porque comenzamos a tomar en cuenta el
aspecto espiritual de todo lo que nos rodea.
Cuarto, el
plan de Dios para cada uno de nosotros se nos revela con una claridad mental única.
Quinto, en
el Silencio nos educamos en el conocimiento de la naturaleza de Dios. “Dios es
espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le
adoren.” (Juan 4:24)
En el
Silencio encontramos las cosas que Dios ha preparado para los que le aman. Porque,
“Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las
que Dios ha preparado para los que lo aman.” (1 Corintios 2:9)
Ora, medita
y ve al Silencio, pues ahí encontrarás el tesoro escondido. Un tesoro para tu
disfrute personal, donde te sentirás avivado y enriquecido, con gozo inefable y
entusiasmo por la vida.
Ahora bien,
la cita bíblica que ampara este mensaje es “Guarda
silencio ante Jehová y espera en él.”.
(Salmo 37:7)
¿Qué
significa espera en él? Bueno, haz pedido, has buscado y has tocado la puerta.
Ahora te toca esperar, para que se te dé lo que has pedido, para que encuentres
lo que has buscado, y para que se te abra la puerta al llamado que haz hecho.
En el
Silencio te preparas para recibir…
Amigos, es
imposible vivir una vida feliz, saludable, próspera y exitosa sin contar con la
Presencia de Dios en nuestras vidas.
Tú y yo
necesitamos acercarnos cada día más en mente y corazón a la Presencia de Dios,
y esto lo hacemos a través de la oración, la meditación y el Silencio.
Vamos en
este momento a hacer un ejercicio en el Silencio. Cierra tus ojos y entra en
ese lugar secreto y vamos a permanecer en un silencio total por dos minutos…
pide, busca y toca, escucha “el silbo apacible y delicado” y “espera en
Jehová”.
Y por esta
experiencia maravillosa en el Silencio, decimos juntos gracias Dios, amén!
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