Estando
Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba
dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre y echó
dos blancas o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo:
-De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca,
porque todos han echado de lo que les sobra, pero esta, de su pobreza echó todo
lo que tenía, todo su sustento. (Marcos 12:41-44)
Dad y
se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo;
porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. (Lucas 6:37)
1. Existen dos actividades que parecen que son lo mismo
pero son distintas en cuanto al estado de conciencia que las acciona.
2. No es
lo mismo dar una limosna que dar una ofrenda. Si buscamos la definición de
estas palabras en el diccionario encontraremos la diferencia.
3.
Una
limosna según el diccionario es “una cantidad de dinero
pequeña e insuficiente que se da para pagar un trabajo(o un servicio”.
4.
Una
ofrenda según el diccionario es un “ofrecimiento o donación en un gesto de gratitud, de amor o de respeto”.
5.
Y cada uno de estos actos posee su propia conciencia
que lo motiva y lo energiza a la acción.
6.
Detrás de la limosna existe una conciencia de
insuficiencia. Y esa conciencia de insuficiencia se proyecta en todo nuestro
ser creando un sentimiento de insuficiencia y de escasez; y hasta un mundo
insuficiente.
7.
Pensamos y sentimos; no hay suficiente, no tengo
suficiente, no tengo suficiente dinero, no tengo suficiente ropa, no tengo
suficiente comida, no me pagan lo suficiente en mi trabajo.
8.
Es como si la vida nos envolviera en su insuficiencia.
Y todo lo que pensamos, lo que sentimos y lo que vemos a nuestro alrededor es
insuficiente.
9.
Hemos creído que porque no hay suficiente, tenemos que
ser económicos y ahorrar hasta el último
chele para cuando no haya más. Esta actitud estrecha el canal por donde puede
fluir la substancia universal.
10. En el
mundo de la industria y el comercio, encontramos el “negociar”; es lo que
comúnmente se dice: “yo te doy y tú me das” pero detrás está la conciencia del
limosnero, esto es, dar la menor cantidad posible con la expectativa de obtener
la mayor cantidad posible de algún producto o de algún bien.
11. Charles
Fillmore nos dice: “Esa actitud escatimante de la mente hace algo pero que
llevar a la gente a la escasez”. (Prosperidad p. 186) Y yo añado, que no solo
lleva a la gente a la escasez sino que alimenta y fortalece la conciencia de
escasez.
12. Pero
nos olvidamos que en la vida todo tiene su justo precio. Algunos piensan que
Jesús pagó un precio muy alto para abrir la brecha de salvación para la
humanidad.
13. Pero
todos sabemos que Dios no es un Dios injusto, y por esto puedo decir que Jesús
pagó el justo precio para obtener lo que deseaba. En esa transacción no hubo
nada gratis, Jesús pagó el justo precio. De parte de Jesús hubo un ofrecimiento
y entrega total e incondicional.
14. Podría
parecer un precio muy alto para ti y para mí. Pero Dios estaba en medio de esa
transacción y Dios es un Dios de justicia y equidad. Y se pagó el justo precio
que se tenía que pagar. Ni más ni menos.
15. Esta,
al igual que la lección que tuvimos el pasado jueves de acción de gracias, es
una lección para muchos muy dura, que tenemos que aprender.
16. Primero,
tenemos que combatir la actitud limosnera en cuanto a los beneficios que
recibimos, ya sea por un trabajo o por un servicio recibido. Tenemos que
aprender que todo tiene su justo precio. Tenemos que dejar de pensar que
podemos obtener algo a cambio de nada, o de un precio muy inferior a su justo
precio.
17. Emerson
dice en su Ensayo Compensación: El trabajo humano en todas sus formas, desde el [que
consiste]en aguzar una estaca hasta el de construir una ciudad o componer un
poema épico, no es más que un inmenso ejemplo de la perfecta compensación que
reina en el universo…, la doctrina que establece que cada cosa tiene su precio,
y que si este no se paga no se obtendrá la cosa deseada…, pues es imposible
adquirir nada sin dar su precio…
18. Nos
dice la escritura que: Estando Jesús sentado
delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca;
y muchos ricos echaban mucho.
19. En el Templo en aquellos tiempos había un
conjunto de trece cajas o arcas en donde la gente echaba sus ofrendas. Los
ricos y la inmensa mayoría echaba de lo que le sobraba.
20. Siempre
es mejor dar de lo que tenemos que de lo que nos sobra. Si das de lo que te
sobra cuídate que puede estar escondido en algún lugar de la mente la
conciencia limosnera.
21. Obsérvate
a ti mismo, mírate en el espejo de la
vida, y evalúa que le estás devolviendo a la vida por todo lo que recibes de
ella. ¿Le estás dando una limosna o le estás dando una ofrenda?
22. La
viuda “pobre echó dos blancas o sea un cuadrante”, dicen las Escrituras. Para
que tengan una idea de la cantidad de dinero que ella dio; un cuadrante era una
sesenta y cuatro aba parte del salario
de un día, que era un denario.
23. Por
ejemplo; si el salario de un día son 500 pesos un cuadrante sería ocho pesos
con treinta y tres cheles. Y podrías decir, que esa es una cantidad sumamente
pequeña, aunque hay quienes dan menos que eso.
24. Pero
Jesús notó la diferencia. Porque para distinguir entre una limosna y una
ofrenda no podemos utilizar cantidades; es por el contrario un asunto de
conciencia.
25. “Llamando a sus discípulos, les dijo: -De cierto os
digo que esta viuda pobre echó más que
todos los que han echado en el arca, porque todos han echado de lo que les
sobra, pero esta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.”
26. Y yo
te digo que para hacer lo que hizo la viuda se necesita tener una conciencia de
gratitud, de amor y de respeto. Y
sobre todo se necesita tener valor y confianza en Dios como Fuente Inagotable
de toda nuestra provisión.
27. Nuevamente
te digo examina tu conciencia; ¿estás dándole a la vida limosna u ofrenda?
28. Vivimos
en un mundo competitivo, donde existe competencia de precios. Y no te estoy
diciendo que no busques los precios más competitivos. Por todos los medios,
¡hazlo!, porque ningún comerciante sensato se va a echar la soga al cuello. El
vendedor decide cuánto se quiere ganar; y el comprador decide cuánto quiere
pagar. Ambos deben ganar en la transacción. Tenemos que ser prácticos.
29. Pero
cuando ofrendes en el templo, así como los que ofrendaban en el Templo en los
tiempos de Jesús, tienes que examinar tu conciencia.
30. Todos
queremos prosperar. El remedio es hacer lo que hizo la viuda. Ella se despojó,
soltó, y dejó ir ese sentimiento de “yo no tengo” y lo dio todo. Y yo diría
más, dio su ofrenda en el templo en quietud y confianza de que la ley de Dios
nunca falla.
31. Nunca
pensó en que le iba a faltar nada. Dio todo lo que tenía en la seguridad de que
Dios nunca nos desampara, y cumple Su ley.
32. ¿Y cuál es la ley? La ley es: Dad y se os dará; medida
buena, apretada, remecida y
rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os
volverán a medir. (Lucas 6:37)
33. Y esto
es un principio espiritual fundamental. Primero, al dar en el templo tenemos
que tener una conciencia de gratitud, amor y respeto. Segundo, al momento de
dar tenemos que dar sin ataduras en la seguridad de que la ley se cumple
siempre.
34. Y
tercero, para mantener en forma el músculo de la dación debemos dar
sistemáticamente como lo sugiere la Reverenda Catherine Ponder. Da a las
experiencias positivas de la vida, no sea que de pronto te encuentres dando a
las experiencias negativas de la vida; pero eso sí todos tenemos que dar de una
forma u otra.
35. Si no
estás recibiendo suficiente de la vida, examínate a ti mismo y determina si le
estás dando a la vida una limosna o una ofrenda. Mírate en el espejo de la
viuda o en el espejo de Jesús. ¿Estás dando la talla?
36. Sabrás
que siempre puedes dar más de lo que estás dando a la vida. Y la ley siempre se
cumple.
37. Charles
Fillmore nos dice: “Tenemos que aprender a soltar, a entregar… esto se llama
renunciación o eliminación, y hasta parecerá un sacrificio para alguna gente….
Es sencillamente [renunciar, eliminar, soltar y dejar ir] los viejos conceptos
que nos han traído a donde nos encontramos [en nuestra situación económica para
hacer el espacio en nuestra conciencia] para las cosas por las cuales hemos
orado y anhelado…Nosotros siempre anhelamos algo mejor de lo que tenemos. Es la
urgencia del progreso, del desarrollo y del crecimiento.” (Prosperidad p. 197)
38. Si en
la viuda quedaba algún vestigio de escasez puedes estar seguro que fue
eliminado con la ofrenda que dio en el Templo. Y si todavía quedaba en Jesús
algún vestigio humano de escasez, puedes estar seguro de que lo crucificó con
su ofrecimiento total.
39. Si
realmente deseamos vencer el pensamiento de escasez, tenemos que aprender a dar
la ofrenda al Templo.
40. Pero
si en el acto de dar te encuentras temeroso, ansioso y dando con algún tipo de
ataduras, por todos los medios te digo, guarda tu ofrenda. Es mejor guardar la
ofrenda que dar una limosna, porque al dar la limosna le estamos dando
expresión a la conciencia que la acompaña, que es una conciencia de carencia e
insuficiencia.
41. Entonces
trabaja con tu fe, con el amor y con la gratitud y verás que pronto llegará el
momento en que puedes ofrendar libre de temor y ansiedades.
42. Entonces
en un estado de relajación, gozo y gratitud puedes dar tu ofrenda siempre
consciente de que volverá a ti bendecida en medida
buena, apretada, remecida y
rebosando, porque en la medida en que das recibirás.
43. Dios
te bendice abundantemente.
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