lunes, 5 de diciembre de 2011

Elimina todo sentimiento de escasez


Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre y echó dos blancas o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: -De cierto os digo que esta viuda pobre echó más  que todos los que han echado en el arca, porque todos han echado de lo que les sobra, pero esta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento. (Marcos 12:41-44)

Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. (Lucas 6:37)

1.      Existen dos actividades que parecen que son lo mismo pero son distintas en cuanto al estado de conciencia que las acciona.
2.      No es lo mismo dar una limosna que dar una ofrenda. Si buscamos la definición de estas palabras en el diccionario encontraremos la diferencia.
3.     Una limosna según el diccionario es una cantidad de dinero pequeña e insuficiente que se da para pagar un trabajo(o un servicio”.
4.     Una ofrenda según el diccionario es un “ofrecimiento o donación en un gesto de gratitud, de amor o de respeto”.

5.     Y cada uno de estos actos posee su propia conciencia que lo motiva y lo energiza a la acción.
6.     Detrás de la limosna existe una conciencia de insuficiencia. Y esa conciencia de insuficiencia se proyecta en todo nuestro ser creando un sentimiento de insuficiencia y de escasez; y hasta un mundo insuficiente.
7.     Pensamos y sentimos; no hay suficiente, no tengo suficiente, no tengo suficiente dinero, no tengo suficiente ropa, no tengo suficiente comida, no me pagan lo suficiente en mi trabajo.
8.     Es como si la vida nos envolviera en su insuficiencia. Y todo lo que pensamos, lo que sentimos y lo que vemos a nuestro alrededor es insuficiente.
9.     Hemos creído que porque no hay suficiente, tenemos que ser económicos  y ahorrar hasta el último chele para cuando no haya más. Esta actitud estrecha el canal por donde puede fluir la substancia universal.
10. En el mundo de la industria y el comercio, encontramos el “negociar”; es lo que comúnmente se dice: “yo te doy y tú me das” pero detrás está la conciencia del limosnero, esto es, dar la menor cantidad posible con la expectativa de obtener la mayor cantidad posible de algún producto o de algún bien.
11. Charles Fillmore nos dice: “Esa actitud escatimante de la mente hace algo pero que llevar a la gente a la escasez”. (Prosperidad p. 186) Y yo añado, que no solo lleva a la gente a la escasez sino que alimenta y fortalece la conciencia de escasez.
12. Pero nos olvidamos que en la vida todo tiene su justo precio. Algunos piensan que Jesús pagó un precio muy alto para abrir la brecha de salvación para la humanidad.
13. Pero todos sabemos que Dios no es un Dios injusto, y por esto puedo decir que Jesús pagó el justo precio para obtener lo que deseaba. En esa transacción no hubo nada gratis, Jesús pagó el justo precio. De parte de Jesús hubo un ofrecimiento y entrega total e incondicional.
14. Podría parecer un precio muy alto para ti y para mí. Pero Dios estaba en medio de esa transacción y Dios es un Dios de justicia y equidad. Y se pagó el justo precio que se tenía que pagar. Ni más ni menos.
15. Esta, al igual que la lección que tuvimos el pasado jueves de acción de gracias, es una lección para muchos muy dura, que tenemos que aprender.
16. Primero, tenemos que combatir la actitud limosnera en cuanto a los beneficios que recibimos, ya sea por un trabajo o por un servicio recibido. Tenemos que aprender que todo tiene su justo precio. Tenemos que dejar de pensar que podemos obtener algo a cambio de nada, o de un precio muy inferior a su justo precio.
17. Emerson dice en su Ensayo Compensación: El trabajo humano en todas sus formas, desde el [que consiste]en aguzar una estaca hasta el de construir una ciudad o componer un poema épico, no es más que un inmenso ejemplo de la perfecta compensación que reina en el universo…, la doctrina que establece que cada cosa tiene su precio, y que si este no se paga no se obtendrá la cosa deseada…, pues es imposible adquirir nada sin dar su precio…   
18. Nos dice la escritura que: Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.
19.  En el Templo en aquellos tiempos había un conjunto de trece cajas o arcas en donde la gente echaba sus ofrendas. Los ricos y la inmensa mayoría echaba de lo que le sobraba.
20. Siempre es mejor dar de lo que tenemos que de lo que nos sobra. Si das de lo que te sobra cuídate que puede estar escondido en algún lugar de la mente la conciencia limosnera.
21. Obsérvate a ti  mismo, mírate en el espejo de la vida, y evalúa que le estás devolviendo a la vida por todo lo que recibes de ella. ¿Le estás dando una limosna o le estás dando una ofrenda?
22. La viuda “pobre echó dos blancas o sea un cuadrante”, dicen las Escrituras. Para que tengan una idea de la cantidad de dinero que ella dio; un cuadrante era una sesenta y cuatro aba  parte del salario de un día, que era un denario.
23. Por ejemplo; si el salario de un día son 500 pesos un cuadrante sería ocho pesos con treinta y tres cheles. Y podrías decir, que esa es una cantidad sumamente pequeña, aunque hay quienes dan menos que eso.
24. Pero Jesús notó la diferencia. Porque para distinguir entre una limosna y una ofrenda no podemos utilizar cantidades; es por el contrario un asunto de conciencia.
25. “Llamando a sus discípulos, les dijo: -De cierto os digo que esta viuda pobre echó más  que todos los que han echado en el arca, porque todos han echado de lo que les sobra, pero esta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.”
26. Y yo te digo que para hacer lo que hizo la viuda se necesita tener una conciencia de gratitud, de amor y de respeto. Y sobre todo se necesita tener valor y confianza en Dios como Fuente Inagotable de toda nuestra provisión.
27. Nuevamente te digo examina tu conciencia; ¿estás dándole a la vida limosna u ofrenda?
28. Vivimos en un mundo competitivo, donde existe competencia de precios. Y no te estoy diciendo que no busques los precios más competitivos. Por todos los medios, ¡hazlo!, porque ningún comerciante sensato se va a echar la soga al cuello. El vendedor decide cuánto se quiere ganar; y el comprador decide cuánto quiere pagar. Ambos deben ganar en la transacción. Tenemos que ser prácticos.
29. Pero cuando ofrendes en el templo, así como los que ofrendaban en el Templo en los tiempos de Jesús, tienes que examinar tu conciencia.
30. Todos queremos prosperar. El remedio es hacer lo que hizo la viuda. Ella se despojó, soltó, y dejó ir ese sentimiento de “yo no tengo” y lo dio todo. Y yo diría más, dio su ofrenda en el templo en quietud y confianza de que la ley de Dios nunca falla.
31. Nunca pensó en que le iba a faltar nada. Dio todo lo que tenía en la seguridad de que Dios nunca nos desampara, y cumple Su ley.
32. ¿Y cuál es la ley? La ley es: Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. (Lucas 6:37)
33. Y esto es un principio espiritual fundamental. Primero, al dar en el templo tenemos que tener una conciencia de gratitud, amor y respeto. Segundo, al momento de dar tenemos que dar sin ataduras en la seguridad de que la ley se cumple siempre.
34. Y tercero, para mantener en forma el músculo de la dación debemos dar sistemáticamente como lo sugiere la Reverenda Catherine Ponder. Da a las experiencias positivas de la vida, no sea que de pronto te encuentres dando a las experiencias negativas de la vida; pero eso sí todos tenemos que dar de una forma u otra. 
35. Si no estás recibiendo suficiente de la vida, examínate a ti mismo y determina si le estás dando a la vida una limosna o una ofrenda. Mírate en el espejo de la viuda o en el espejo de Jesús. ¿Estás dando la talla?
36. Sabrás que siempre puedes dar más de lo que estás dando a la vida. Y la ley siempre se cumple.
37. Charles Fillmore nos dice: “Tenemos que aprender a soltar, a entregar… esto se llama renunciación o eliminación, y hasta parecerá un sacrificio para alguna gente…. Es sencillamente [renunciar, eliminar, soltar y dejar ir] los viejos conceptos que nos han traído a donde nos encontramos [en nuestra situación económica para hacer el espacio en nuestra conciencia] para las cosas por las cuales hemos orado y anhelado…Nosotros siempre anhelamos algo mejor de lo que tenemos. Es la urgencia del progreso, del desarrollo y del crecimiento.” (Prosperidad p. 197) 
38. Si en la viuda quedaba algún vestigio de escasez puedes estar seguro que fue eliminado con la ofrenda que dio en el Templo. Y si todavía quedaba en Jesús algún vestigio humano de escasez, puedes estar seguro de que lo crucificó con su ofrecimiento total.
39. Si realmente deseamos vencer el pensamiento de escasez, tenemos que aprender a dar la ofrenda al Templo.
40. Pero si en el acto de dar te encuentras temeroso, ansioso y dando con algún tipo de ataduras, por todos los medios te digo, guarda tu ofrenda. Es mejor guardar la ofrenda que dar una limosna, porque al dar la limosna le estamos dando expresión a la conciencia que la acompaña, que es una conciencia de carencia e insuficiencia.
41. Entonces trabaja con tu fe, con el amor y con la gratitud y verás que pronto llegará el momento en que puedes ofrendar libre de temor y ansiedades.
42. Entonces en un estado de relajación, gozo y gratitud puedes dar tu ofrenda siempre consciente de que volverá a ti bendecida en medida buena, apretada, remecida y rebosando, porque en la medida en que das recibirás.
43. Dios te bendice abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario