lunes, 5 de agosto de 2013

La llave del éxito

Por Rev. Roberto Sánchez
“Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.” (Juan 10:10-11) 
El título del mensaje de hoy es: La llave del éxito.
Yo diría que la mayoría de las personas con las cuales hacemos contacto diariamente de una manera u otra buscan ser exitosas. Pero no tienen la menor  idea de lo que es el éxito y mucho menos saben cómo alcanzarlo.
Desconocen cuál es la llave que nos abre las puertas del éxito. Pero más que mucho dinero, el éxito es un estado de conciencia en donde te sientes auto-realizado.
Los estudiantes de Unity han aprendido que el verdadero sentido de la vida lo encontramos cuando comenzamos a vivirla de adentro hacia afuera.
Y también hemos aprendido este mes que una buena definición de éxito es: la realización progresiva de metas nobles, dignas o valiosas. ¿Se recuerdan?
Ahora bien, existe una relación directa entre las relaciones interpersonales y el éxito. Y se los voy a probar.

Charles Fillmore escribe: El hogar es el corazón de la nación. El corazón es el centro del amor. El amor es el poder de atracción más grande del mundo.
De modo que vamos a comenzar nuestro viaje al éxito moviéndonos de adentro hacia afuera. La primera pregunta: ¿Te amas a ti mismo, o te pasas culpándote por lo que ocurrió en el pasado?
Si contestas esta pregunta honestamente, vas a tener una buena idea de cómo andan tus relaciones contigo mismo. Y si fuese el caso de que no anduviesen bien entonces te invito a que vayas al centro de tu ser para establecer una relación profunda contigo mismo. Vuelve ahora en amistad contigo mismo y tendrás paz.
Así como el electro imán tiene que ser cargado con corriente para obtener el poder de levantar los lingotes de acero, tú tienes que ser cargado con el amor de Dios para que te conviertas en un imán atrayendo todo tipo de bien a tu vida de todas direcciones. ¿Por qué? Porque el amor es el poder de atracción más grande del mundo.
Permite que la pila del amor divino que vive en ti comience a cargar todo tu ser del amor de Dios. Te parecerá una locura, pero te invito a que diariamente visualices este proceso cargador. No pasarán muchos días en que te vas a sentir mejor contigo mismo.
Hoy celebramos el día de los padres, y nosotros los padres tenemos una gran lección que aprender de este proceso. Tenemos que cargarnos del amor de Dios para así ejercer una influencia positiva no solamente en nosotros mismos sino también en nuestro hogar.
Los hombres últimamente le han dejado el manejo del hogar a sus esposas y han asumido un rol muy pasivo. Y si en tu caso particular no ha sido así, te felicito. Pero a los demás, hoy les exhorto a que reflexionen sobre estas cosas y decidan tener una participación más directa y activa en la formación de su hogar.
El alza en el costo de la vida ha forzado a la mujer a salir a trabajar fuera del hogar para traer más ingresos para cubrir los gastos del hogar; ya que el ingreso del hombre no es suficiente. Así como la mujer ha tenido que salir a trabajar fuera del hogar, el hombre tiene que envolverse más en las tareas domésticas para así establecer un balance repartiendo las tareas del hogar de manera equitativa.
El éxito como hemos dicho anteriormente, no es un destino de por sí, sino un viaje, una trayectoria que seguimos para alcanzar algo nuevo y mejor. Entonces, si bien es cierto que tienes que establecer una buena relación contigo mismo, no es menos cierto que tienes que establecer una relación positiva con los miembros de tu familia.
Los hogares no pueden seguir siendo lugares ocupados por personas en donde cada cual vive aislado en su propio mundo.
Cierto es, que no siempre las cosas son color de rosas, hay tiempos difíciles, y situaciones extenuantes. Pero puedes  y debes mantenerte irradiando amor, y perseverando en la oración. Puedes cambiar tu manera de ser, si eres instruido por Dios a hacerlo, y puedes acercarte y hablar con tus seres queridos.     
Puedes mirarles directamente  a sus ojos y decirles que los amas, y puedes hacer las paces de una vez por todas con ese ser querido de tu familia que tanto te ha hecho la vida difícil. Todo depende de ti, y del amor que permitas irradiar a través de ti.
Busca en tu propio hogar la armonía y la paz. Busca sobre todo la unidad en la familia. Ten esto presente todo el tiempo. Comienza a dar más de tu tiempo, a compartir más a estar más presente en la vida de esos seres queridos que forman parte de tu familia.
En los eternos propósitos de Dios ustedes han sido juntados toda una vida para crecer uno al lado del otro, y para aprender uno del otro. Y la paradoja es que aprendemos enseñando.
Comienzas a dar más de tu tiempo, de tus talentos y de tu tesoro para nutrir a esa comunidad espiritual que es tu familia. Tu misión es trabajar para el bienestar espiritual y la unidad familiar.
Fomenta y crea un equipo de trabajo con unidad de propósito. Distribuye las tareas del hogar y asigna a cada uno su participación.
Los miembros de tu familia se sentirán útiles. Pero, si nunca lo has hecho antes, al principio habrá posiblemente alguna resistencia, producto de la inercia del pasado. Pero si perseveras, romperás la inercia y las cosas comenzarán a moverse en la dirección correcta.
Procura ofrecer una educación espiritual de calidad, eliminando todo tipo de dogma innecesario, enfocándote primordialmente en las enseñanzas del Maestro Jesucristo. En mi opinión, si puedes lograr esto te considero una persona exitosa. La ley del amor es que tengas éxito.
Ahora bien, puedes y debes ir más lejos. Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia.” Con estas palabras Jesús deja establecido Su declaración de propósito.
Yo te digo que tú también puedes y debes hacer lo mismo. Debes establecer tu propia declaración de propósito.
Aprende a ser sincero contigo mismo y si no tienes idea de cuál es tu propósito, pregúntale a Dios. ¡Él tiene la respuesta!
Sé honesto y sincero contigo mismo y por tu propio bienestar personal y espiritual pregúntale a Dios, ¿para qué he venido yo es este mundo? ¿Cuál es el servicio viviente que yo debo rendir al mundo?
Tal vez no tengas una respuesta inmediata, pero si persistes encontrarás la respuesta porque escrito está “que “… todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla…”(Lucas 11:10)
A medida que comiences a escuchar el “silbo apacible y delicado” agarra lápiz y papel y comienza a escribir. Al principio comienza a hacer un borrador  y ve refinándolo a medida que desarrolles más conexión y compromiso con tu propósito. Una vez tengas claridad escríbelo formalmente.
Recuerden siempre que el propósito principal siempre tiene que ver con ser, entonces hacer y como resultado el tener. Cuando encuentras tu verdadero propósito en la vida te sentirás en paz contigo mismo y tendrás claridad.
Ese es el orden correcto y esa es la instrucción de Dios. En el reino de la acción externa es necesario que estés claro contigo mismo, esto es, tienes que saber quién eres, que necesitas hacer y que obtendrás a cambio.
Tal vez se te revele un propósito divino y no tengas claridad en el camino a seguir. Pero confía y Dios hará. Ora por guía y mantén tu enfoque. Dios irá señalando el camino paso a paso. Comienza a moverte en la dirección que te ha sido señalada por el Padre.
A medida que prosigues el camino te encontrarás con retos, pero esfuérzate y sé valiente que Dios estará contigo todo el camino, y con fe y determinación los vencerás.
En un abrir y cerrar de ojos pronto te encontrarás al borde de la tierra prometida. De ti depende entrar o permanecer fuera de ella. Eso sí, no importa a donde llegues serás una nueva criatura, habrás sido transformado.
Y es necesario que el antiguo ser merme, para que pueda surgir el nuevo ser que hay en ti.
Escucha estas palabras atentamente: no importa en qué etapa de tu vida te encuentres, puedes convertirte en eso que Dios quiere que seas.  Y Dios quiere que seas grandioso, para Él poder expresarse más ampliamente a través de ti.
Entonces mira lo que tienes delante de ti; en el centro de tu ser está el Cristo morador, delante está tu alma y tu cuerpo, tus seres queridos, esto es tu familia; hoy te rodea esta comunidad espiritual y día a día tienes toda la gente con la cual haces contacto. Procura ser lo mejor, dar lo mejor y prepárate para recibir las mejores bendiciones que Dios tiene para ti.
Y recuerda, en cuanto a éxito se refiere, nunca te compares con nadie, pues siempre podrás bajo los estándares humanos encontrar a “alguien mejor que tú” y esto podría hacerte sentir desilusionado y fracasado. Suelta esta manera de vivir.
La llave del éxito es vivir en íntima asociación con Dios y actuar conforme a Sus propósitos divinos; esto es llevando a cabo el propósito que Dios ha designado para ti.
Bienaventurado eres si sabiendo estas cosas las haces.

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