martes, 14 de agosto de 2012

El perdón – fundamento de la prosperidad

Por Rev. Roberto Sánchez 
www.centrodecristianismopractico.com


Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros…Soportaos unos a otros y perdonaos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. Sobre todo, vestíos de amor que es el vínculo perfecto. Y sed agradecidos.  (Colosenses 3: 8,13, 14, 15)

Este es el  último mensaje de esta serie de servicios basados en el perdón.  Pablo nos exhorta a que seamos tolerantes con los demás, siempre con palabras suaves y nos pide que nos vistamos de amor que es el vínculo perfecto.
Esto es un gran reto para cada uno de nosotros. Especialmente para aquellos que continuamente nos estamos desenvolviendo con personas, requiriendo cosas, solicitando sus servicios, interactuando de diversas maneras.
Para aquellos que están en el rol de dirección en las empresas es también un gran reto. Sobretodo mantener la paz, la armonía, la cooperación y la unidad entre los miembros de la empresa para el logro de las metas y objetivos.


Pablo nos pide que seamos agradecidos, que es requisito indispensable para la prosperidad.
“Tanto la gratitud como el dar gracias son necesarios para demostrar prosperidad por medio de la ley divina. Da gracias a Dios y da gracias por los amigos de los cuales Él se vale para proveerte.” (LPR p. 102)
El pueblo hebreo vivió por mucho tiempo bajo la ley del talión, ojo por ojo, diente por diente. Entre los antiguos pueblos semitas, las lesiones o la muerte que alguien sufría a manos de otro debían ser vengadas por el pariente más próximo de la víctima, a quien llamaban “vengador de la sangre”.
Esos vengadores practicaban, con frecuencia, una venganza desproporcionada.  La ley del talión vino a poner límite a tales excesos, para que la venganza se ajustara a la gravedad del daño.
Su finalidad no es fomentar la venganza sino ponerle freno. Pero, ¿que dijo Jesús con respecto a esto?
“No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con el dos. Al que te pida dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues.” (Mateo 5:38)
Eso fue lo que Jesús dijo en torno a la venganza. Mientras estamos en una actitud vengativa es como si estuviéramos en medio del ring o en medio del cuadrilátero luchando con los demás.
En esta dinámica de vida no hay solución, solo hay destrucción. Tanto para el que gana como par el que pierde en la contienda. Y para prosperar tenemos que salir del cuadrilátero, y esto requiere que le dejemos la túnica y también la capa”.
Tenemos que volver la otra mejilla y según Butterworth Jesús nos está diciendo: “Vuélvete al otro lado de tu naturaleza. Tú eres tanto humano como divino. Hay eso en ti que nunca puede ser lastimado, que está siempre equilibrado y en paz, que conoce tu unidad espiritual con Dios y que sabe que nadie puede quitarte el bien que es tuyo. En este estado de conciencia que es más divino, la herida se sana, la influencia de la otra persona sobre ti es anulada, y tú te conviertes en influencia sanadora sobre ella.” (DPI p. 153)
Esto es dejar de mirar la lucha y la venganza y mirar en dirección contraria, esto es en la dirección del amor, la paz y la libertad.
Estos tres son necesarios para prosperar, porque lejos de Dios no hay prosperidad; porque Dios es nuestra prosperidad.
Y esto no es fácil de entender y mucho menos de aceptar como una gran verdad cuando pensamos en prosperidad sólo en términos de dinero.
Pero para aquellos que ven las cosas en función de dinero solamente, déjame decirte que detrás del dinero está la idea de provisión y detrás de la provisión esta la substancia divina la materia prima de todo lo visible e invisible.
Ahora bien, tú que me estás escuchando hoy aquí, te pregunto, ¿todavía piensas en que puedes progresar luchando contra las personas que te rodean?
¿Qué es mejor, ganar un argumento o mantener una amistad? “Al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa.” La túnica era una especie de camisa larga; la capa se llevaba encima de ella.
De modo que la respuesta es siempre dar, dar. No solo la túnica sino también lo que va encima de la túnica. Esa es la única manera  en que damos paso al fluir de vida abundante de Dios en nuestras vidas.
Es solo a través de nuestras acciones de buena voluntad que fluye el bien de Dios y la prosperidad en nuestras vidas; de adentro hacia afuera.
Y la gratitud es una agente catalizador del fluir del bien de Dios; recuerda cómo Jesús aumentó la substancia dando gracias antes de que se manifestara en los visible.
¿Estás perdonando? Si no lo has hecho comienza a perdonar ahora mismo.
Puedes honrar a tu padre y a tu madre pidiéndoles perdón y resolviendo ser obedientes. Asimismo honrarás a tu padre-madre Dios y  Él “te hará sobreabundar en bienes… Te abrirá Jehová su buen tesoro… para bendecir toda la obra de tus manos.” (Deuteronomio 28: 11-12) 
Haz tu parte en el perdón, y Dios hará la Suya en tu vida. Ocúpate de perdonar con sinceridad de corazón, entonces puedes descansar, relajarte, sentirte liviano y libre para continuar laborando en tu progreso personal y espiritual.
Ya no hay contiendas ni luchas, predomina la paz y la armonía. Toda antagonismo se disuelve ante el bálsamo del amor. Hay libertad de pensamiento y acción y puedes edificar tu propia prosperidad.
Busca, trabaja y esfuérzate por lograr tu propio bienestar personal y espiritual. Para esto tienes que estar dispuesto a perdonar. No tardes más en hacer lo que está delante de ti todos los días esperando por ti, esto es que des el paso, y perdones.
Reúnete con la persona o el familiar,  suelta y deja ir toda la ira, el enojo, y  la malicia. Haz las paces contigo mismo y con tu prójimo. ¡Comienza a amar!
Comunícate, reconcíliate y dale un abrazo, perdónala y permite que el fluir de vida abundante recorra de manera avasalladora todo tu ser desde la coronilla de tu cabeza hasta la punta de tus pies.
Entonces ahora en plena libertad mental y espiritual puedes y debes prosperar.
Puedes progresar porque no hay barreras que te limiten, ahora puedes continuar siendo un centro radiante del amor de Dios, irradiando amor en todas direcciones especialmente en la dirección de tus más preciados sueños y anhelos.
Recuerda “la prosperidad es un modo de vivir y pensar, y no solamente dinero y cosas.” (EE p. 10)
Piensa en armonía y paz, piensa en unidad, piensa en perdonar, para así prosperar. ¡Sí!, prosperidad para ti y para los demás.
Y puedes lograr todo esto y mucho más perdonándote a ti mismo, perdonando y olvidando, perdonando y sanando tu alma y tu cuerpo y perdonado para que puedas ser próspero y exitoso.
Por tu propio bienestar personal y espiritual te digo perdona para que prosperes y recibas la bendición de Jehová que es la que enriquece y no añade tristeza con ella.
Dios te bendice si sabiendo estas cosas las haces. ¡Amén!
Ahora meditemos

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