Por Rev. Roberto Sánchez
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os hubiera dicho; voy pues a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis.”(Juan 14:2,3)
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os hubiera dicho; voy pues a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis.”(Juan 14:2,3)
El título del mensaje de hoy es “Un
lugar para cada cosa” y podíamos añadir “y cada cosa en su lugar”, ¿no es así? La idea detrás de esta declaración
es la idea del orden. Preguntamos: ¿qué importancia tiene esto en nuestras
vidas y asuntos? Jesús se encontraba cenando junto a
sus discípulos cuando dijo estas palabras: “En
la casa de mi Padre muchas moradas hay…”
Podría entenderse como que en la
casa de Dios hay muchas habitaciones o lugares para estar. Y la casa del Padre
es un lugar donde habita Dios, y ciertamente Dios habita en toda Su Creación. Y como tú y yo somos una parte de Su
Creación, Dios habita en ti y en mí. Pero ciertamente, hay un lugar dentro del
ser humano donde habita Dios. Y este lugar se llama la conciencia. Se llama el
aposento alto, un lugar en nosotros donde nos encontramos “cara a cara con
Dios”.